sábado, 4 de mayo de 2013

La modernidad, la pluralidad, la posmodernidad y la Educación.


Desde que el hombre adquiere conciencia humana desarrolla la habilidad de contextualizar sus acciones; ella le permite interactuar con otros de su misma especie; esto origina sociedades que son regidas por un conjunto de normas, que permiten al hombre construirla y vivirla.

A través del razonamiento humano nacen las explicaciones sobre el mundo que nos rodea, estas acciones mentales permiten la construcción de teorías, modelos, enfoques, posturas y pensamientos, que agrupan un conjunto de ideas que buscan dar solución a situaciones problemáticas.
La modernidad designa el movimiento político y filosófico, promueve la conciencia sobre la base de la ciencia y el tecnicismo, como efecto principal, existe una tendencia a sujetar a los grupos humanos que presentan debilidades económicas, sociales y de pensamiento a la dependencia de los grupos más fuertes, ya que ellos dominan, en gran medida, la razón social.

La visión moderna sobre lo plural se vincula a un concepto participativo de la democracia, junto a la descentralización del poder político, como supuestos para garantizar la supervivencia de la armonía entre el orden político global y las especificidades individuales y grupales. , la pluralidad hace referencia a la unidad, la cual le da sentido y la afirma como tal, ya que la pluralidad es un momento de la síntesis, un todo que articula muchos fragmentos.

La posmodernidad es planeada, no como una época que sigue a la modernidad, sino como nueva forma de ver la modernidad, una actitud espiritual distinta, proporcionándole fin a los grandes proyectos, produciendo la ruptura de la totalidad, dando paso a la pluralidad y a la diversidad. La Posmodernidad plantea una crisis con aroma de cambio y renovación, que hace girar la mirada hacia la Modernidad y le permite ver al hombre, no como un instrumento y menos herramienta del progreso, sino como a un ser humano que posee emociones, pensamientos, creencias y sentido de trascendencia, que es el principal eslabón de su propio progreso, en lo plural, en la diversidad. La transformación entonces, recae el combinar lo moderno con la esencia del hombre.

Una sociedad supone la existencia del diálogo, del pensar. Y este diálogo entre los hombres es fruto de un diálogo interior de cada esencia con el ser como idea infinita que en ella reside. De allí que sea imprescindible para toda sociedad formar en el diálogo, formar en el pensar, que dan una visión de integración al hecho educativo al considerar al estudiante como un agente activo que posee necesidades. Lo que está claro para todos es que la educación que está llamada a formar hombres y mujeres capaces de edificar una sociedad verdaderamente democrática, ha de ser también democrática.

Si las instituciones educativas y la familia cambian a la promoción de una pedagogía para la democracia, se conseguirá desarrollar sujetos sociales con juicio crítico, creativos, colaboradores, que asuman la modernidad, la pluralidad, la posmodernidad y la educación. Con gusto por la vida y por el saber, se habrá ganado espacio, unos pasos adelante, porque tales hombres estarán educados para hacer frente a cualquier tipo de presión y acabarán por construir una sociedad verdaderamente humana.

Ronald Feo. UPEL, Instituto Pedagógico de Miranda “José Manuel Siso
Martínez”. Venezuela.