Parafraseando a Levinas, podría
decirse que la esencia de la postmodernidad es no tener esencia; y su
identidad, carecer de identidad.
Wittgenstein enseñó que determinar
el significado de un término en un lenguaje consiste en describir la atmósfera
en que ese término se acepta dentro del orden sugerido por ese lenguaje. Si
estaba en lo cierto, adentrarse en el significado de la postmodernidad es
adentrarse en la atmósfera del juego de lenguaje y de ideas que preside las
condiciones en que el término es utilizado y aceptado. Las ideas, sin embargo, tienen
su historia, y ello obliga – aunque sea de pasada – a conectar la atmósfera
cultural de la postmodernidad con otros momentos de la historia intelectual de
la modernidad.
Una interpretación de la
postmodernidad que conjugue los aspectos ontológicos y epistemológicos de esta
transición debe poner en relación las formas legítimas del conocer con las
formas legítimas de administrar el saber y el poder. Desde la perspectiva de la
ontología social, la discusión de la postmodernidad se centra sobre todo en un
problema de periodización, esto es, en la identificación de un conjunto de
fenómenos que pueden ser considerados como síntomas de transición hacia una
nueva era.
Todos estos gestos del pensamiento
postmoderno no se han quedado reducidos simplemente a una crisis académica del
saber objetivo, sino que se han proyectado rápidamente sobre ámbitos decisivos
de nuestra experiencia cotidiana y nuestros marcos habituales de identidad
cultural.
La postmodernidad es una
específica condición del pensamiento por la que se define una nueva situación
cultural. Una situación en la que la ciencia, la principal forma de
conocimiento legítimo en la modernidad, ha perdido el amparo de los
metadiscursos. Ha dejado de ser un discurso privilegiado sobre el que basar un
diseño de la acción social que ahora queda disuelto en una pluralidad de juegos
lingüísticos provistos de criterios de conocimiento particulares e incapaces de
proporcionar una imagen objetiva y generalmente aceptada del orden de las
cosas.
Eduardo Terrén - Postmodernidad, legitimidad y Educación.